Terapia personal de entrenamiento
- Razones para realizar una terapia personal de entrenamiento.
- En que puede consistir la terapia personal de entrenamiento.
- Áreas personales de mejora.
- Aplicación de las técnicas a nuestra propia vida.
Razones para realizar una terapia personal de entrenamiento
La labor asistencial del psicólogo clínico se realiza en un medio en el que sus capacidades y limitaciones personales son puestas en cuestión en cada acto profesional que realiza. Tenemos una profesión en la que estamos expuestos a muchos riesgos para la salud mental de quien ejerce la psicología clínica asistencial y la formación técnica que se adquiere ayuda, pero no es suficiente para afrontarlos con garantía total de éxito. Tenemos que tener conocimientos y experiencia, pero también características personales como conocimiento de nuestros límites y capacidades, seguridad, empatía, tranquilidad, etc. para asegurar que nuestro ejercicio se realiza con calidad. En algunas orientaciones dentro de la psicología clínica y de la salud está establecida la terapia personal como una condición previa para el ejercicio, en la orientación cognitivo conductual no es así.
Hay que tener en cuenta que el éxito de la terapia tiene una base importante en la relación terapéutica y que en ella el psicólogo se ve involucrado personalmente y se encara con problemas que tiene que tener resueltos en su propia vida para poder realizar la terapia de forma efectiva. Es claro que en nuestro quehacer diario, si no tenemos resuelto el problema que trae al paciente a consulta difícilmente podremos transmitirle seguridad en lo que estamos planteándole, pero aunque no tengamos su problema también hemos de comunicarle la plena confianza que tenemos en las técnicas que utilizamos y nada mejor para adquirirla que nuestra propia experiencia.
No podemos caer en la trampa de considerar que la terapia cognitivo conductual solamente se aplica a problemas recogidos en el DSM-IV, sería una colonización del colectivo médico que ha recogido para el diagnóstico los avances de la terapia cognitivo conductual y nos lo devuelve dentro de un marco de aplicación al tratamiento de la enfermedad. Esto nos podría llevar a pensar que solamente se puede aplicar a enfermedades, olvidándonos de que la psicología está basada en leyes generales que cubren todos los aspectos de la vida.
Algunos ejemplos pueden aclarar elementos en los que puede ser necesario el entrenamiento personal. Así, es preciso tener resuelta la relación con el dinero, para cobrar a los pacientes, con el sexo, para afrontar determinadas situaciones dentro de la terapia, con la agresividad, para soportar de forma asertiva las actitudes agresivas de algunos pacientes, con el fracaso, para reaccionar adecuadamente a los retrocesos que inevitablemente surgen en el curso de la terapia, etc. La mejor forma de realizar este entrenamiento es en una relación establecida en un contexto clínico asistencial, con la aplicación de las técnicas que se emplean en la solución de los problemas con los pacientes y que como tales técnicas trascienden su aplicación exclusiva a la psicopatología.
Son indiscutibles las ventajas adicionales que este tipo de entrenamiento tiene para la formación en el ejercicio práctico de los psicólogos clínicos. La mejor manera de realizar cambios personales es aplicar las técnicas que se van a emplear en el propio ejercicio profesional, porque son aquellas en las que tenemos más confianza. Tener experiencia personal de la aplicación de determinadas técnicas en la mejora de nuestros propios problemas aporta una seguridad irreemplazable a la hora de emplearlas en los de los pacientes. Ponerse en el otro lado de la mesa supone reconocer nuestras propias limitaciones y estar seguros de que nuestras técnicas sirven para resolver los problemas cotidianos.
La experiencia nos dice, además, que los pacientes siempre nos plantean nuevos retos por lo que no tenemos que olvidarnos de nuestra mejora continua y el cuidado de nuestra salud. La terapia personal forma también parte del autocuidado, y se incluye en los métodos que permiten establecer un apoyo terapéutico para el psicólogo. Algunas terapias cognitivo conductuales como la Dialéctica de Linehan que trata con pacientes con trastornos límite de personalidad reconocen la necesidad del apoyo de los compañeros en la terapia para poder ser efectivo y para salvaguardar la salud mental del terapeuta ante los terribles retos a los que le somete la patología del paciente.
Es claro que en nuestro quehacer diario, si no tenemos resuelto el problema que trae al paciente a consulta difícilmente podremos transmitirle seguridad en lo que estamos planteándole, pero aunque no tengamos su problema también tenemos que comunicarle la plena confianza de que las técnicas que planteamos funcionan y son efectivas y nada mejor para ello que nuestra propia experiencia.
Aplicar determinadas técnicas tiene una dificultad psicológica importante; por ejemplo hacer una exposición es muy duro porque el paciente sufre una gran ansiedad mientras tenemos que mantenernos firmes para que no evite el estímulo temido. Para ello tener la confianza en la técnica es fundamental para el éxito de la terapia y para el coste personal que realizarla supone pare el terapeuta.
Tener experiencia directa en la aplicación de determinadas técnicas en nosotros mismos aporta una seguridad irreemplazable a la hora de aplicarlas. Estar en el papel de paciente supone reconocer nuestras propias limitaciones y estar seguros de que nuestras técnicas sirven para resolver problemas y mejorar personalmente. Hay que tener en cuenta que la psicología clínica se aplica a un continuo de salud enfermedad y que su aplicación va más allá del tratamiento de los trastornos psicológicos, en cualquier orientación, incluida la terapia de conducta. Ponerse delante de un paciente para intentar dar una solución a sus problemas es un reto al que hay que estar preparado psicológicamente.
En que puede consistir la terapia personal de entrenamiento
Existen dos campos que tienen que ser abordados en la terapia personal de entrenamiento, por una parte nuestros problemas personales y por otra el aprendizaje en propia carne de la aplicación de las técnicas terapéuticas.
Áreas personales de mejora
Muchas veces sabemos que nuestros problemas existen, que en determinadas situaciones o momentos no nos sentimos del todo bien, no somos felices, pero nosotros mismos no sabemos, no ya a que se debe, sino ni siquiera definirlos. Es el momento de aplicar nuestra herramienta por antonomasia: el análisis funcional. Para ello necesitamos la colaboración de un profesional que pueda tomar la distancia emocional necesaria y que, lógicamente nosotros no tenemos. Un análisis funcional de nuestra vida, de nuestras relaciones, nos puede permitir determinar si realmente hay algún punto en el que queramos mejorar o necesitemos tratar de forma prioritaria. Este proceso, que se da a veces en la terapia con los pacientes, es más frecuente e importante en la terapia personal de entrenamiento.
Una vez determinado el campo de actuación podremos continuar el análisis funcional para determinar los esquemas de actuación que están interviniendo, que la mayoría de las veces serán aprendidos en la infancia y automáticos. Después podremos establecer un programa para su cambio y mejora.
Ya se han mencionado algunos de los aspectos a tratar, nuestras relaciones con el otro, con el dinero, con el sexo, con el poder, etc. son problemáticos en cualquier persona y susceptibles de perfeccionamiento.
En nuestro pasado se encuentran episodios que nos están afectando todavía y que hacen nuestra vida algo menos feliz. En nuestra historia hemos resuelto de determinada manera los problemas, pero posiblemente no sería la forma en que lo haríamos ahora que sabemos sus consecuencias y hemos aprendido otras alternativas, la terapia personal nos ofrece el marco adecuado para analizar y cambiar esos esquemas que nos lastran sin necesidad.
Aplicación de las técnicas a nuestra propia vida
En la terapia enseñamos habilidades para resolver problemas, así mejoramos el comportamiento con el propio cuerpo, nuestro diálogo interno y las habilidades de relación en nuestro comportamiento social. Analizar cuales son nuestras habilidades y como las estamos aplicando nosotros en nuestro contexto personal, nos va a permitir entenderlas mejor y sobre todo nos va a proporcionar una experiencia que va a elevar notablemente nuestras capacidades terapéuticas.