El castigo, sus limitaciones y las condiciones que tiene que cumplir para ser eficaz. Recomendaciones para convertirlo en una forma de modificación positiva de la conducta.
Definición de castigo
Se castiga una conducta cuando va seguida por la aparición de un estímulo aversivo o por la retirada de un refuerzo. Un estímulo es aversivo cuando la persona evita o escapa de él.
Eficacia del castigo
Es importante fijarse en el efecto que tiene para determinar si lo que se está aplicando es realmente un estímulo aversivo o no. Generalmente los estímulos amenazantes, desagradables, dolorosos son aversivos; pero lo serán o no dependiendo de las circunstancias. Por ejemplo, un alimento agradable suele ser un refuerzo, pero será aversivo si estamos empachados o con gastroenteritis, en cuyo caso obligarnos a comer sería aversivo.
Otras veces un estímulo aparentemente doloroso o desagradable puede, realmente ser un refuerzo. Por ejemplo, si un niño hace una travesura se le puede castiga dándole un cachete, que le hace daño y es desagradable; podemos, en consecuencia, pensar que es aversivo. Pero sus padres comprueban que cuanto más se le castiga más repite las travesuras.
Una posible explicación sería que el niño no está recibiendo suficiente atención por parte de sus padres y la encuentra en el castigo, aunque sea por un medio desagradable. Hay que tener en cuenta que la atención es uno de los refuerzos más importantes para el ser humano.
Es como si el niño pensara: “Al menos existo y para mis padres lo que hago es importante”. Hay que tener muy en cuenta que el efecto del castigo es la inhibición de la conducta y no su extinción. Es decir, el castigo disminuye la frecuencia de la conducta; pero no la elimina del todo. Además, la frecuencia de la conducta queda condicionada a las situaciones en las que sea probable que aparezca el estímulo aversivo. Si retiraran los radares y la policía de las carreteras, en poco tiempo los límites de velocidad dejarían de ser respetados por mucha gente.
Condiciones para que sea efectivo:
Para que sea efectivo tiene que cumplir las siguientes condiciones:
Se tiene que aplicar a una conducta concreta
Claramente definida, que la persona sepa perfectamente que la ha hecho y que está sometida a castigo. Emplearlo por considerar que no ha estudiado bastante o no se ha portado bien, etc. abren la posibilidad de verlo como arbitrario y por tanto injusto. Hay que concretar la conducta. En los ejemplos anteriores habría que explicitar: No has hecho los deberes o te has pegado con tu hermano.
Se castiga a la conducta no a la persona
Como consecuencia de lo anterior, cuando se emplea hay que dejar muy claro que se dirige a la realización de una conducta, no a la persona. Hay que evitar descalificaciones personales como eres malo o tonto, etc. Lo que se plantea es un castigo a la conducta que ha realizado y no a sus cualidades personales.
No debe responder a una reacción emocional del castigador
Sino que se ha de aplicar siempre que se dé la conducta. Si se emplease solamente a veces, dependiendo del estado de ánimo del castigador, se está induciendo a que el sujeto pruebe a ver si hay suerte y esa vez que parece más tranquilo.
Tiene que seguir lo más inmediatamente posible a la conducta objetivo.
Es un principio básico del aprendizaje. Son mucho menos efectivos los diferidos, como no saldrás este fin de semana o no irás de vacaciones. Supongamos que el lunes un niño ha pegado a su hermano y se le castiga sin salir el fin de semana; y que el resto de la semana se ha portado normal con su hermano y ha traído unas notas excelentes. Si se le aplica el, se dejará de potenciar su conducta de estudio y si no se le aplica quedará en una amenaza inútil, disminuyendo la eficacia de futuras amenazas.
Dar una alternativa para que consiga lo que quiere de forma adecuada
La persona que realiza una conducta busca unas consecuencias determinadas. Si se castiga dicha conducta, se tiene que dar una alternativa para conseguir de otra manera esas consecuencias. Por ejemplo, si alguien roba para comer, se le puede castigar fuertemente; pero sería muy positivo que se le dieran alternativas para conseguir el dinero que necesita sin riesgo a que ocurra. Es una forma de reforzar conductas positivas. Si no se da está posibilidad, se potencian conductas agresivas contra el que castiga. Otro ejemplo, si se le ha quitado la paga semanal por no estudiar, se le puede dar la alternativa de que la vaya ganando estudiando día a día. Así se refuerza el estudio que es lo que se quiere potenciar. Se aprovecha que el castigo potencia las conductas que pueden evitarlo.
Solamente funciona cuando la persona es consciente de la posibilidad de ser castigado.
Si el niño se lava los dientes por miedo a que su padre le castigue si no lo hace, cuando el padre no esté no se lavará los dientes. Esto implica que se intentará que quien castiga no se entere de lo que se ha hecho. Por tanto, cuando desaparece la posibilidad de ser castigado la conducta podrá volver a repetirse.
Algunas recomendaciones para una aplicación eficaz del castigo
Deducidas de las condiciones para que el castigo sea eficaz se pueden plantear las siguientes recomendaciones:
- Es conveniente que el castigo sea proporcionado y relacionado con la conducta a castigar.
- Hay que tener claro que el castigo es un medio para modificar determinadas conductas, no un método para impartir justicia o venganza.
- No es positivo castigar CON conductas que se quieren fomentar. Por ejemplo, no conviene castigar a leer un libro, si queremos que alguien se aficione a leer.
- No se puede basar una educación en el castigo, porque conseguiremos una persona inhibida. Hay que potenciar los refuerzos, que son los que moldean la conducta y llevan a ser más activos. Los castigos tienen que ser los mínimos imprescindibles.
- Hay que recordar los límites del castigo, o sea que no elimina para siempre la conducta castigada ni potencia conductas positivas. Por ello, es muy importante dar la alternativa para que la persona castigada pueda conseguir lo que desea. Acompañar al castigo con un refuerzo, así se conseguirá un cambio de conducta permanente. Ejemplo: no te castigo sin que te vayas de vacaciones porque no has aprobado, sino que te tienes que ganar el ir de vacaciones estudiando y aprobando.
- Cuando se hayan cumplido las condiciones de ganar el premio, se le ha de dar, aunque se haya dado otra conducta que ha de ser castigada. Por ejemplo, si se ha prometido una bici si aprueba y lo ha hecho, se compra la bici, aunque esté en esos momentos portándose mal con el hermano.
- Las amenazas de castigar o se llevan a cabo o es mejor que no se hagan, porque se pierde autoridad y dejan de tener eficacia rápidamente.
- Hay que tener en cuenta que la persona castigada va a tratar de ocultar su acción para evitar el castigo. Este hecho puede influir en la confianza entre padres e hijos.
- Una recomendación básica: Si la conducta que se castiga continúa haciéndose, hay que plantearse otra estrategia diferente del castigo para su modificación.
29/09/2012