En esta página se plantean la contestación a preguntas básicas como si es posible recuperar el amor que va languideciendo a lo largo del tiempo y si un psicólogo puede ayudar con su terapia en la tarea.
La recuperación del amor que languidece
Basado en una entrevista para ABC semanal.
¿Es posible recuperar la llama del amor del comienzo de una relación?
Las relaciones de pareja pasan por distintas fases que hacen que las emociones y sentimientos en relación al otro vayan cambiando, en una primera fase de enamoramiento las ganas de estar juntos, la ilusión por compartirlo todo, de besarse, abrazarse, tener relaciones sexuales, contarse sus problemas, compartir sus experiencias, escucharse con interés genuino,….son muy intensas.
Pero esa fase es efímera. A los 3 ó 5 años máximo se empieza a pasar a otra fase de amor en la que todo lo anterior existe; pero de manera menos intensa e imperiosa.
La relación se consolida y se elabora un proyecto de futuro o se llega al desencanto y la ruptura. Si pasada la primera fase de enamoramiento la pareja cuida de los tres vértices del amor:
- Pasión, la búsqueda conjunta de placer, la complicidad, comunicación
- Intimidad, disfrutan de su tiempo de ocio juntos, comparten sus debilidades y problemas y se sienten apoyados, atendidos, cuidados
- El compromiso con la relación,
Se vivencian picos de enamoramiento que recuperan el amor vivido durante la fase de enamoramiento. Pero lo habitual es que la intensidad emocional varíe por el paso del tiempo de relación y la evolución normal de las parejas. La intervención mediante la terapia favorece la aparición de dichos picos y dota a los miembros de la pareja de recursos que hacen que la probabilidad de repetirse aumente.
¿Cuándo debe plantearse una pareja acudir a una terapia para recuperar el amor?
Por desgracia las parejas llegan a terapia cuando llevan meses, incluso años sufriendo por no saber resolver los problemas que afectan a su relación. Cada vez es menos gratificante estar juntos y tardan más en recuperarse de sus crisis y discusiones. Se posicionan como poseedores de la razón y les cuesta entender y aceptar la visión del otro, así dejan de ser un equipo que se ayuda y apoya y el otro se convierte en el enemigo de quien tienen que defenderse para que no les haga más daño. Cuanto antes se acuda a terapia menos se deteriora la relación. Ser conscientes de que solos no saben resolver sus problemas es el punto de inflexión que les anima a buscar ayuda profesional especializada.
¿Cómo se desarrollan estas terapias?
En la terapia de pareja se conjuga la aceptación del otro, la conciencia de que ambos sufren y son víctimas de su incapacidad para llegar a acuerdos y pactos que generen acercamiento. Las diferencias propias de cualquier pareja formada por dos personas distintas, máxime si son de distinto sexo, se convierten en incompatibilidades si no saben manejarlas como un equipo que comparten objetivos e intereses. Identificar sus trampas y movilizar sus recursos desde la aceptación de dichas diferencias es el objetivo de la terapia. En otras ocasiones el objetivo terapéutico es recuperarse de una infidelidad o ayudar en el proceso de separación.
¿Es necesaria la absoluta implicación de los dos miembros de la pareja?
Podemos pensar que los problemas que tenemos en la relación no son nuestros, sino que se deben a la forma de ser del otro; de manera que si el otro no cambia, no hay solución.
Sin embargo, hay un principio básico en una relación: si uno de los componentes cambia su comportamiento de forma decidida y con fuerza, al otro no le quedará más remedio que cambiar para adaptarse. Responde a la máxima: si quieres que algo cambie, cambia tú. Porque la pareja se comporta con nosotros de acuerdo a cómo nos comportamos nosotros con ella o cómo dejamos que ella se comporte con nosotros. Si no cambiamos nuestro comportamiento, no lograremos que la relación cambie.
Lo más común es que a la hora de iniciar una terapia de pareja acudan ambos a una primera entrevista conjunta en la que se avalúa el motivo de consulta, los problemas que cada uno plantea y los objetivos que quieren lograr en la relación mediante la terapia, se inicia, así un trabajo terapéutico que implica a los dos miembros de la pareja desde el principio.
Pero esta no es la realidad de todas las parejas en crisis, es habitual encontrar reticencias en uno de los miembros, que se niega a buscar ayuda. Las excusas que pone son muy variadas: creer que ningún extraño le puede ayudar, culpar al otro de todos los problemas y no ser él quien necesita ayuda, por desinterés, etc. Es probable que entonces, el que está interesado desista y deje de buscar esa ayuda externa y especializada.
Si acude un solo miembro de la pareja
Si acude sólo uno de los dos miembros de la pareja, el terapeuta de pareja también puede ayudar. Puede entrenar al implicado y generar cambios que el miembro reticente puede valorar como buenos y adecuados. Incluso puede motivarle para acudir a terapia al ver que es útil. El que acude a terapia también puede trasladar lo aprendido en terapia al reticente y motivarle igualmente. La cuestión es que el reticente vea cambios en el implicado y sea testigo de las mejoras que se van haciendo gracias a la terapia. Por ejemplo, que es más comunicativo, tienes más detalles, se queja menos, valora más mis esfuerzos, escucha mejor cuando le cuento mis cosas, …y todo esto desde que va a terapia.
La terapia se inicia con el objetivo de cambiar la relación para que mejore y se consolide, recuperando, quizás, la ilusión que los unió. Pero, aunque es difícil, puede darse el problema de que los cambios no le gusten al que no acude a terapia. Es útil conocer el porqué de tales reticencias. A veces es por miedo a lo desconocido, por otras por malas experiencias con otras terapias, ideas respecto a la terapia que no se ajustan a la realidad. Por eso ir de avanzadilla puede ser la mejor manera de eliminar esas ideas. Se trata de dar una oportunidad a una terapia que les puede ayudar a salir de la crisis. Para conocerse, aceptarse y entenderse mejor para, así poder ser felices juntos.
¿Cuáles son los principales problemas de las parejas?
Las dificultades para manejarse con sus diferencias, los problemas de comunicación y la infidelidad son los temas más recurrentes en la terapia. Por áreas, los problemas con las familias políticas, la economía y la adaptación a los cambios posteriores a la llegada de los hijos también son frecuentes.
Febrero 2012